martes, 15 de septiembre de 2015

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Por qué enfrentamos el instinto a la razón en lugar de que convivan en armonía. Somos contradicción, una parte nos dice: hazlo, otra parte nos dice: ¡no! Todos sabemos cual es el camino, pero aun sabiéndolo nos salimos, para luego quejarnos por habernos perdido. Inventamos excusas que convertimos en motivos. Confundimos lo que debimos hacer con lo que realmente hicimos y vivimos. Vivimos deseando algo que no tenemos y lo perseguimos, no hay uno solo de nosotros que pueda decir que ha conseguido todo lo que un día quiso porque no se puede, pero aunque no se pueda, insistimos y ese buscar lo imposible es al mismo tiempo nuestra bendición y nuestro castigo. Somos dueños de un montón de sueños, la decepción es el precio cuando intentas agarrar el cielo para ver que se te escurre entre los dedos y somos eso, el deseo de ser como nos gustaría sin poder llegar a serlo. Nuestra razón comprende el limite pero nuestro instinto se niega a verlo y somos eso, seres imperfectos que luchan por ser perfectos y se recriminan a sí mismos sus defectos, que aplauden las grandes fiestas en vez de  los pequeños gestos. Yo cuando escribo hablo de eso, hablo de somos eso. 

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