martes, 25 de junio de 2013

190512

Entonces me miró a los ojos, y no pude evitar fijarme en esos pequeños detalles que se supone no debía de ver; ví la forma en cómo sus pestañas se rizan levemente al final de sus ojos, y cómo los enmarcan, ví que sus ojos no son del color que creí que eran, ví que constantemente jugaba con sus dedos además hacía muecas con los labios, me fijé en la manera desarreglada de andar el cabello, enmarañado si, pero así es más atractivo; ví mis ojos en sus ojos y me di cuenta, en mí, que esa era la manera en la que lo amaba; sin que lo pudiera controlar, sin que él se diera cuenta; lo amaba sin poder amarlo.

Como la vida misma.

Las 4 leyes de la Vida:
Primera ley: 
“La persona que llega es la persona correcta”, es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
Segunda ley :
“Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa hubiera sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
Tercera ley:
“Cualquier momento que comience es el momento correcto”. Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.
Cuarta ley:
“Cuando algo termina, termina”. Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegó a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.