viernes, 10 de abril de 2015

MGR.

Hasta el día en que lluevan pianos,
hasta el día en que nuestras manos
vuelvan a unirse de nuevo,
como en aquel año nuevo,
fuiste víctima del castigo, del error y la traición
Fuiste alma libre como aquel anticiclón
que amenaza por Mayo,
y como él,
 te fuiste como un rayo.
Fuiste la luz más bonita en mis días grises,
la esperanza, con todos sus matices.
Ahora ya no estas y te echo de menos,
recuerdo los días que quedaban de menos,
ahora todo ha cambiado,
pero sin ti, esto es complicado.
Ayúdame a superar este estado transitorio,
en el que mis versos son mi mayor aclaratorio,
y dime, ¿cuantas veces se muere estando presente?
yo que te digo esto sinceramente,
amiga mía, como siempre apasionadamente
cuídame desde allí arriba, niña mía
como yo aquí abajo, esta existencia tardía.

Amaneceres.

El día en que lo consiga,
el día en que gane a la razón,
y mi vida se conviertan en armazón
de una existencia tan temprana,
como las golondrinas al canto de la mañana,
y fluir de mi conciencia salgan,
versos que me empañan
como estas ideas difusas,
que brotan de una mente infusa
acompañándote una vez más
en el largo camino hacia la libertad.

Desarreglos mentales.

Como cuando tienes un diamante en bruto, pero le quieres pulir hasta tener la mejor de las joyas -la más valiosa- así soy yo. Un alma libre que siempre encuentra la mínima idea, palabra o postura para perfeccionarme un poco más, para pulirme. Es esa necesidad de llegar a ser, esa actitud de crítica, la que me hace cada día crecer como persona.
Y lo que está claro
es que no soy ni la mejor,
ni la peor,
simplemente soy yo.

Con dieciocho y sin creer en martes y trece, porque la suerte existe, pero en otra parte, preocupándome de ser yo misma y luchando contra mi misma, porque aprendí que es la mayor satisfacción personal que llegaré a obtener y la más dolorosa condena.