Como cuando tienes un diamante en bruto, pero le quieres pulir hasta tener la mejor de las joyas -la más valiosa- así soy yo. Un alma libre que siempre encuentra la mínima idea, palabra o postura para perfeccionarme un poco más, para pulirme. Es esa necesidad de llegar a ser, esa actitud de crítica, la que me hace cada día crecer como persona.
Y lo que está claro
es que no soy ni la mejor,
ni la peor,
simplemente soy yo.
Con dieciocho y sin creer en martes y trece, porque la suerte existe, pero en otra parte, preocupándome de ser yo misma y luchando contra mi misma, porque aprendí que es la mayor satisfacción personal que llegaré a obtener y la más dolorosa condena.
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