sábado, 5 de abril de 2014

Yesterday .

Ayer apareció de nuevo. Como siempre inesperadamente y con esa pizca de gracia que le caracteriza, tal y como le recordaba, parecía que no había pasado el tiempo desde aquel verano en que repare en su existencia y él en la mía. Había pasado mucho tiempo desde entonces, pero ayer después de todo ese tiempo volví a sentir lo mismo; felicidad, nerviosismo, alegría es como si me hubiera transportado al día en que le conocí. Mucha gente añora poder tener una máquina del tiempo para transportarse al pasado pero yo ayer sin enterarme lo conseguí, volví al verano 2012.

No se como pero he acabado aquí, en el lugar equivocado, como siempre supongo, debería estar en otros sitios, con otra gente y haciendo otras cosas, pero bueno no hablemos de lo que pudo ser y no fue. A veces pienso que al nacer deberían de incorporarnos una máquina, como una especie de cronómetro, que mide las horas exactas de nuestra vida que perdemos inútilmente, ya sea pensando en algo que pudo haber sido y no fue, decisiones erróneas, gente que no merece quitarnos tiempo en nuestra vida porque no son importantes. También las horas de nuestra vida que nos pasamos estudiando, durmiendo, comiendo o incluso realizando nuestro deporte favorito. Todas estas cosas son intrascendentes en nuestra vida, quizá solo seamos los que miramos mas allá los que nos lo planteamos, o quizá solo yo. Ese cronometro nos resolvería muchas dudas, pero apuesto a que mas de la mitad de nuestra vida nos la pasamos pensando y malgastando nuestro valioso tiempo en cosas insignificantes, que no merecen la pena. Y quizás en estos momentos no debería estar aquí contándoos esto pero tampoco voy a estar perdiendo el tiempo pensando si es lo correcto o no.