Los puentes están enamorados de un suicida. O eso dicen. Yo creo que mienten, mienten porque un día ese enamorado ató un candado al puente con una fecha, supongo que una fecha en la que empezó todo, a enamorarse, a enamorirse. Lo cerro con una llave de metal y después la tiro al río como símbolo de eternidad. Y yo os digo que no existe. Que un día todo se rompe y el enamorado tiene que volver al puente a quitar el candado. Y para eso tiene que buscar la llave. Una llave que no cerraba una candado, cerraba una vida.
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